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13 de febrero de 2020

Agateador euroasiático

El Agateador euroasiático (Certhia familiaris) vive en bosques maduros desde la península Ibérica hasta Japón a través de toda Eurasia. En la península Ibérica es exclusiva de la cordillera Cantábrica, Pirineos y el norte del Sistema Ibérico.
Se parece mucho al Agateador europeo (Certhia brachydactyla). La mejor manera de distinguirlos es a través de la escucha de su canto, aunque en las zonas donde viven ambas especies es frecuente que imiten el canto de su congénere. Sin embargo, hay diversos caracteres morfológicos que bien observados permiten su correcta identificación. Son características del Agateador euroasiático una lista superciliar mucho más ancha y larga, y unas partes inferiores más blancas.
Incluso los flancos y la zona infracaudal son de color muy blanco.
A diferencia del Agateador europeo, el euroasiático tiene una uña posterior muy larga.
Según la "Guía para la identificación de los Paseriformes Europeos" de Lars Svensson, los caracteres del ala permiten su correcta identificación.
Son distintivas las puntas de las plumas del ala, con toda la punta de la hemibandera interna blancuzca, mientras que en el Agatateador europeo solo el extremo de las puntas es blanco en forma de rombo.
Hay detalles como la distinta longitud de las plumas del ala que resultan difíciles de observar si no es en aves en mano.
Es característico el lunar pálido en la cuarta primaria siempre marcado, mientras que en el Agateador europeo es mucho menor o incluso está ausente.
Tomé estas fotografías y grabé este vídeo en el Parque Natural Saja Besaya (Cantabria) el 13 de febrero de 2020. Se encontraba a 800 metros, cuando la altitud a la que se encuentra en la cordillera Cantábrica es de entre 1.000 y 1.800 metros y se trata de una especie sedentaria. Me quedo con la duda de si son 1.000 metros su límite altitudinal en la cordillera Cantábrica o si realiza desplazamientos durante el invierno hacia zonas más bajas que las empleadas durante la época de cría.

14 de enero de 2018

Los buitres españoles reconocen la frontera hispanolusa y no la traspasan

La revista Biological Conservation en el volumen 219, de mazo de 2018, publicará el artículo "Invisible barriers: Differential sanitary regulations constrain vulture movements across country borders", que traducido sería "Barreras invisibles: diferentes políticas sanitarias restringen el movimiento de los buitres a través de fronteras nacionales", de Eneko Arrondo, Marcos Moleón, Ainara Cortés-Avizanda, José Jiménez, Pedro Beja, José A. Sánchez-Zapata y José A. Donázar. Su resumen traducido es el siguiente: "Es bien sabido que las fronteras políticas pueden convertirse en barreras ecológicas. Sin embargo, no es esperable que este fenómeno ocurra dentro de regiones como la Unión Europea, donde los países miembros deben atenerse a regulaciones comunes. En este trabajo constatamos como las fronteras pueden existir incluso para las grandes aves carroñeras, de especies con grandes capacidades de movimiento y en teoría más insensibles a los límites administrativos. En dicho trabajo, y gracias al seguimiento GPS de 60 individuos de buitre leonado (Gyps fulvus) y 11 de buitre negro (Aegypius monachus), se observó cómo la frontera entre España y Portugal, actúa como una barrera casi impermeable para las dos principales aves carroñeras ibéricas. Ambas especies evitan adentrarse en territorio portugués por razones que no corresponden con el uso del suelo, la topografía o la densidad de ganado a ambos lados de la frontera. Por tanto la explicación ha dicho fenómeno debe ser únicamente de tipo humano: España ha vuelto a permitir el abandono de animales muertos en el campo después de que fuese prohibido a raíz de la enfermedad de las “vacas locas”. Portugal, sin embargo, sigue manteniendo la obligatoriedad de enterrar o incinerar los cadáveres animales. En la práctica, esto se traduce en que el territorio portugués no ofrece recursos tróficos a las aves carroñeras que en consecuencia evitan, campear en aquel país. Nuestros resultados deben servir como llamada de atención para los políticos y gestores medioambientales. La flexibilidad que permiten las disposiciones de la Comisión Europea a los estados miembros puede tener impactos impredecibles sobre la biodiversidad debido a interpretaciones desiguales de una misma normativa".

1 de julio de 2017

Se conserva el flujo genético dentro de la principal población de Urogallo cantábrico a pesar de la fragmentación del hábitat

Alberto Fameli, María Morán-Luis, Rolando Rodríguez-Muñoz, María José Bañuelos, Mario Quevedo y Patricia Mirol han publicado en la revista European Journal of Willdlife Research en junio de 2017 el artículo "Conservation in the southern edge of Tetrao urogallus distribution: Gene flow despite fragmentation in the stronghold of the Cantabrian capercaillie", que he traducido así: "Conservación en el extremo sur de la distribución: Flujo genético a pesar de la fragmentación en el bastión del Urogallo cantábrico". Su resumen traducido al castellano queda así:  "El urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) es una subespecie en peligro de extinción del urogallo occidental, endémico del norte de España, que habita en el límite suroeste del área de distribución de la especie. Evaluar la variabilidad genética y los factores que la determinan es crucial para desarrollar una estrategia de conservación efectiva. En este trabajo se recogieron muestras no invasivas en algunas de las áreas habitadas por el urogallo cantábrico mejor conservadas. Se analizaron nueve locus de microsatélites y un marcador de sexo específico. Se incluyeron cinco zonas (Muniellos, Hermo, Leitariegos, Degaña y Alto Sil), separadas por valles con diferentes niveles de modificación de hábitat. No se encontraron evidencias de agrupamiento genético que sugieran que la fragmentación y el desarrollo en el área hayan actuado como barreras para el flujo de genes. No obstante, se encontraron diferencias significativas entre las zonas de muestreo en términos de sus frecuencias alélicas. Comparaciones por parejas mostraron diferencias entre todas las zonas de muestreo, excepto entre Degaña y Alto Sil. Estos hallazgos, junto con los resultados de las diferencias genéticas individuales, indican que el flujo de genes entre las zonas de muestreo podría estar al menos ligeramente comprometido. A pesar de ello, las zonas de muestreo parecen intercambiar ejemplares a un ritmo que impide la diferenciación genética hasta el punto de crear subpoblaciones reconocibles mediante un análisis genético. Nuestros resultados muestran que los urogallos en el área de estudio constituyen un único grupo de entrecruzamiento, que es un dato importante que ayuda a comprender mejor la dinámica de esta subespecie en peligro de extinción."

8 de noviembre de 2015

Pico mediano

El Pico mediano (Leiopicus medius) se distribuye desde los montes Zagros (Irán) hasta la cordillera Cantábrica y desde Letonia hasta el sureste de Turquía. En Europa se encuentra más del 75% de su población, la mayoría en el este y sureste. Las poblaciones del norte y el oeste de Europa son de pequeño tamaño y han sufrido declives entre 1970 y 1990. Su distribución se ha reducido por algunos de sus bordes en los últimos dos siglos, como prueban las citas en Portugal durante el siglo XIX y principios del XX, y su probable presencia en los robledales del Sistema Central y Sierra Morena, así como su extinción reciente en Suecia.
En el "Atlas de las aves reproductoras de España" se estimó su población en 1.045-1.205 parejas reproductoras, la mayoría repartidas en dos poblaciones, una en la parte oriental de la cordillera Cantábrica, con 480-685 parejas, y la otra en 3.500 hectáreas de marojales o rebollares (Quercus pyrenaica) del sureste de Álava, con 365-520 parejas. De esa primera población, unas 250-300 parejas se encuentran en el oeste de Cantabria y 220-375 en el norte de Palencia y el noreste de León. Se conocían pequeñas poblaciones en los bosques de la confluencia de Álava, Vizcaya y Navarra, en el norte de Navarra, y en el valle de Arán en Lleida, "con posibilidades de que la mayoría hayan desaparecido recientemente, a tenor de las últimas prospecciones realizadas". Según el "Atlas de las aves nidificantes de Asturias 1990-2010", también se habría extinguido del suroeste de Asturias.
Además de en marojales, vive en robledales (Quercus robur y Quercus petraea) maduros y extensos, hoy ausentes de amplios territorios. Juveniles radio-marcados en la comunidad autónoma de Castilla y Léon realizaron movimientos dispersivos desde el lugar de nidificación que no superaron los 5 kilómetros de distancia. Isidoro Fombellida, Alejandro García Herrera y Miguel Rollán Reyero censaron la población de Cantabria en el año 2004, cuando estimaron 706 parejas reproductoras, a una altitud de entre 350 y 1.250 metros, repartidas por cuencas de la siguiente manera: Deva (432), Nansa (9), Saja (132), Besaya (64), Camesa (7), Ebro (47) y Pas (14), como puede leerse en el número 275 de la revista Quercus.
En la primavera de 2003 se llevó a cabo un censo dentro del Parque Nacional Picos de Europa, donde localizaron 125 territorios, 93 de ellos en los rebollares de los municipios cántabros de Camaleño y Cillorigo de Liébana. Localizaron aves a una altitud de entre 654 y 1.375 metros, el 63% en rebollares y el 30% en robledales de Quercus petraea. La población presente en el Parque Nacional supone el 12-14% de la población ibérica.

13 de septiembre de 2015

Urogallo cantábrico, efecto de la caza sufrida por los machos a mediados del siglo XX

Rolando Rodríguez Muñoz, Carlos Rodríguez del Valle, María José Bañuelos y Patricia Mirol han publicado el artículo "Revealing the consequences of male-biased trophy hunting on the maintenance of genetic variation" en la revista Conservation Genetics en junio de 2015, donde exponen los resultados de un estudio que concluye que la caza de los machos de Urogallo (Tetrao urogallus) en los cantaderos durante el siglo XX ha afectado a la diversidad genética de la población cantábrica. Para llegar a esta conclusión, compararon la diversidad genética de 65 ejemplares disecados, cazados en la parte occidental de la Cordillera Cantábrica desde 1958, con la de 82 ejemplares, de los que recogieron plumas en la misma zona entre los años 1998 y 2007. En total, analizaron genéticamente 108 machos, 32 hembras y 7 ejemplares de sexo desconocido. El análisis genético registró una disminución drástica de los machos de la población del urogallo cantábrico hacia la mitad del siglo XX, que dejó ya en la década de 1960 una población con una grave pérdida de variabilidad genética y que había pasado un "cuello de botella". A pesar de la prohibición de su caza en el año 1979, la caza furtiva siguió teniendo un grave efecto durante los siguientes 20 años, por lo que la diversidad genética siguió disminuyendo. Esa pérdida de variabilidad genética reduce las posibilidades de que la población resultante, a pesar de que su número llegue a aumentar, sobreviva a medio o largo plazo, al disminuir su capacidad de supervivencia ante epidemias o cambios del hábitat. Además, la disminución del número y variabilidad genética de los individuos provoca una disminución del éxito reproductor. Los expertos, efectivamente, han registrado un éxito reproductor muy escaso a principios de siglo, que podría ser consecuencia de la endogamia, provocada por el "cuello de botella" que sufrió la población por la caza de los machos a mediados del siglo XX. Para más información, recomiendo la noticia publicada por la Universidad de Oviedo.

13 de febrero de 2015

Quebrantahuesos y ganaderos

El Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) se extinguió de los Picos de Europa, seguramente por el uso de venenos por parte de los ganaderos durante el pasado siglo. Una pequeña población quedó restringida a los Pirineos, que se ha recuperado en las últimas décadas hasta alcanzarse el máximo posible de territorios. Sin embargo, varios comederos consiguen que los ejemplares sin territorio queden fijados en la zona, con poca necesidad de buscar otro lugar donde vivir. Al mismo tiempo, un caro proyecto de reintroducción se está llevando a cabo en los Picos de Europa, dejando en evidencia que el veneno no ha dejado de estar presente, aunque haya disminuido mucho su uso. A los ejemplares introducidos se les ponen nombres de viejos pastores, los causantes principales de su extinción. 
Carlos Rodríguez del Valle lo explicó muy bien el 18 de noviembre de 2012 en su Tribuna "Los auténticos ecologistas" en el periódico "La Nueva España".
El ejemplar subadulto de estas fotografías sufrió el ataque de un adulto en Benasque (Huesca) el 20 de agosto de 2014. 

23 de junio de 2014

Urogallo cantábrico, censo de su población occidental

María Morán-Luis, Alberto Fameli, Beatriz Blanco-Fontao, Alberto Fernández-Gil, Rolando Rodríguez-Muñoz, Mario Quevedo, Patricia Mirol y María José Bañuelos son los autores del artículo "Demographic status and genetic tagging of endangered Capercaillie in NW Spain", publicado en la revista PLOS ONE el 13 de junio de 2014. Estudiaron el genotipo de 134 excrementos recogidos en 34 cantaderos durante la temporada de cría del año 2009. Se estimaron 93 (mínimo de 70 y máximo de 116) individuos en una área de unos 500 kilómetros cuadrados. A principios de la década de 2000 se estimaron 600 urogallos en una área de unos 1.700 kilómetros cuadrados. Los resultados del censo inédito asturiano de 2010-2011 dicen que 28 de los 35 machos (4 de cada 5) censados en los cantaderos asturianos se encuentran en la zona de estudio, que incluye buena parte de la población de la comunidad autónoma de Castilla y León, menos estudiada que la asturiana. Por lo tanto, estaríamos ante un censo bastante preciso de la principal población de urogallo cantábrico, seguramente la única viable a corto o medio plazo. La relación de sexos fue de 1 hembra por cada 1,6 machos, o lo que es lo mismo, 5 hembras por cada 8 machos.

23 de mayo de 2014

Atlas de Aves nidificantes de Asturies

La Coordinadora Ornitolóxica d´Asturies (COA), en colaboración con INDUROT, ha elaborado el que probablemente sea el mejor y más completo de Atlas de Aves Nidificantes publicado en España, fruto del trabajo de casi 200 ornitólogos a lo largo de más de 20 años. Para su publicación necesitan el apoyo económico que puede aportarse en este enlace: Atlas de Aves nidificantes de Asturies. Se puede obtener un ejemplar con los gastos de envío incluidos a cualquier punto de España por 50 euros. Un libro que tendrá más de 650 páginas, incluyendo alrededor de 2.000 fotografías a todo color. En este enlace se puede ver una muestra del atlas, que ya se encuentra maquetado y listo para imprimir.

11 de mayo de 2014

"Los ecologistas ofrecen desbroces a los ganaderos si no usan zonas con urogallos"

Pinchad en la imagen para verla más grande y leed esta noticia, publicada en el periódico asturiano La Nueva España el 10 de mayo de 2014. Parece que ha quedado en el pasado la pretensión de hacernos creer que los usos ganaderos favorecen al Urogallo cantábrico. En el subtítulo se lee "La Fundación Biodiversidad propone que se evite llevar el ganado a las zonas donde el ave desarrolla el cortejo, cría a sus pollos y se guarece en invierno". Más adelante, Javier Purroy, de SEO/BirdLife, explicó "Buscamos criterios que compatibilicen la actividad ganadera, cazadora e incluso turística con la preservación del urogallo. Todo es perfectamente compatible". Luego dice Valladares: "En las zonas con más actividad ganadera es donde más urogallos hubo siempre". Valladares es operario desbrozador del Life del Urogallo cantábrico en el "Plan de mejora del hábitat del Urogallo cantábrico". Tiene motivos para estar contento, ha participado en un proyecto en el que desbrozaron un terreno a más de 6.000 euros por hectárea, cuando el precio normal es de 600 euros por hectárea.

28 de abril de 2014

Urogallo cantábrico, su declive en Asturias

Censos en Asturias:
  • 1982/83: 291 machos.
  • 2000/01: 102 machos.
  • 2010/11: 35 machos.
Total cantaderos: 379.
Distribución de los 35 machos censados:
  • Fuentes del Narcea: 19 machos.
  • Degaña: 6 machos.
  • Ibias: 3 machos.
  • Somiedo, Quirós, Lena, Aller, Caso, Ponga/Caso y Ponga: 1 macho en cada zona.
En resumen, de los 35 machos censados, 28 lo fueron en el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Del último censo de 2010/11 hasta el año 2014 ha pasado el tiempo suficiente para que el Urogallo cantábrico se haya extinguido en Asturias si su evolución ha seguido el mismo ritmo que el registrado en los últimos 30 años, según puede comprobarse en la gráfica.

25 de febrero de 2014

El pastoreo perjudica al arándano y, por tanto, al Urogallo cantábrico

En el Documento técnico para la conservación y mejora del hábitat del urogallo (Tetrao urogallus cantabricus) en la cordillera Cantábrica puede leerse en su página 6 que en las poblaciones europeas "las hojas y frutos de arándano (Vaccinium myrtillus) constituyen el alimento principal durante el final del verano y el otoño". También que en la cordillera Cantábrica en invierno consume "tallos y yemas de arándano", que en primavera, "además de partes verdes de arándano y brecina y diversas herbáceas como la lúzula (Luzula sylvatica subsp. sylvatica), la anémona (Anemone nemorosa) y otras", y que "en verano y otoño el arándano suele ser la especie más consumida, sobre todo sus bayas, cobrando también importancia el acebo junto con la brecina, algunos helechos y herbáceas. En la fotografía superior, mata de arándano con frutos maduros.
En la página 7 de dicho documento se lee que "el arándano es una especie clave en todo su rango de distribución. Sus ramas, hojas, flores y frutos son su alimento principal durante el verano y el otoño en poblaciones europeas y en la cordillera Cantábrica. La dependencia entre urogallos y arándanos es tan estrecha que en Noruega se ha comprobado una relación directa entre los ciclos de producción de las arandaneras y los ciclos de abundancia de los urogallos. Los insectos que se localizan sobre esta planta, especialmente las larvas de lepidópteros, son un alimento básico para los juveniles durante las primeras semanas de vida. La abundancia de estos insectos condiciona el éxito reproductivo en las poblaciones de urogallo. Se ha comprobado que los pollos con mayor contenido de restos de orugas en sus excrementos son los que tienen una mayor tasa de supervivencia. Además, las matas de arándano proporcionan un refugio frente a los predadores, especialmente importante durante los periodos de incubación, cría y muda. En Escocia se ha comprobado que la abundancia de arándano condiciona el éxito reproductivo." En el documento siguen hablando del arándano (la palabra "arándano" aparece 127 veces). En la fotografía, una rama de arándano con flores.
En la Monografía del Real Jardín Botánico "Flora y vegetación orófila de los Picos de Europa", de Herminio Nava, publicada en el año 1988 (referencia bibliográfica no incluida en el citado Documento), buscando al arándano, podemos ver en la página 230 una tabla sobre el hábitat "brezales y cervunales con brezo", en el que dominan el arándano y la brecina (Calluna vulgaris), a una altitud de entre 1.530 y 1.920 metros, "comunidades arbustivas acidófilas que se instalan sobre los cervunales, por lo que presentan un cortejo florístico formado, predominantemente, por estos céspedes. La cobertura dominante de Calluna vulgaris y una mayor presencia de Vaccinium myrtillus son las únicas características diferenciales en los Picos del estadío maduro de esta comunidad." En la fotografía, una rama de brecina (Calluna vulgaris).
Respecto de esa orla supraforestal donde dominan la brecina y el arándano, especies tan importantes para el urogallo cantábrico, Herminio Nava en la página 232 de dicha monografía escribió que los cervunales, empleados como pastizales del ganado, acaban siendo invadidos por el arándano y la brecina "si la carga ganadera no es suficiente". Es decir, los usos tradicionales ganaderos son el principal problema para la persistencia de este hábitat clave en la vida del urogallo cantábrico. En la fotografía, arándano y Luzula sylvatica.
Los ganaderos presionan para conseguir nuevos derechos de pastos (necesitan 1 hectárea por cada vaca), ya que solo así pueden cobrar las subvenciones, que ya suponen el 60% de sus ingresos. Los bajos precios del ganado les obligan a aumentar el tamaño de su cabaña ganadera: si para vivir como ganadero de bovino de carne antes eran suficientes 30 vacas, ahora son necesarias 100, y muchos tienen 200 o 300 para poder alcanzar unos ingresos acordes con los tiempos que corren. En la Cordillera Cantábrica, los incendios y los desbroces pretenden convertir en pastizales diferentes hábitats arbustivos, entre ellos estos mosaicos de arándano y brecina. La explotación ganadera de la montaña de ningún modo puede ser un aliado en la lucha por la conservación del urogallo cantábrico. En la fotografía, detalle de una planta de Luzula sylvatica subsp. sylvatica.
La explotación ganadera de las montañas favorece a diversas especies de animales amenazados, ya que sus carroñas sirven de alimento a quebrantahuesos, alimoches y buitres, y sus excrementos sirven de alimento a los escarabajos coprófagos, muy importantes en la dieta de las chovas. Incluso puede beneficiar al oso gracias al aporte de carroñas, pero no al urogallo cantábrico, al contrario. En la fotografía, Anemone nemorosa.
En la fotografía, acebo (Ilex aquifolium) con frutos, otra de las plantas que sirven de alimento al urogallo cantábrico.

11 de febrero de 2014

La opinión de los expertos sobre el Life del Urogallo cantábrico

El Ministerio de Medio Ambiente editó en el año 2003 el libro "El Urogallo (Tetrao urogallus cantabricus) en la Cordillera Cantábrica", donde se concluye que no es la mortalidad de los adultos, sino el bajo reclutamiento de juveniles el principal problema. Sin saber a ciencia cierta cómo es de importante la reducción y fragmentación del hábitat, el efecto de los depredadores sobre los huevos y los pollos o el ramoneo de las poblaciones en rápido aumento del ciervo (Cervus elaphus) o del cada vez más abundante ganado bovino, se decidió manejar el hábitat de la especie con el objetivo de favorecer al arándano (Vaccinium myrtillus), que le sirve de alimento.

Puede consultarse al respecto el libro "Manual de conservación y manejo del hábitat del urogallo cantábrico", editado en el año 2005, también por el Ministerio de Medio Ambiente. Gracias al dinero llegado desde Europa en octubre de 2010 para el proyecto Life "Programa de acciones urgentes para la conservación del urogallo y su hábitat en la cordillera Cantábrica", además de un programa de cría en cautividad, se han iniciado actuaciones de manejo del hábitat. Con parte de un presupuesto de más 3,5 millones de euros para el periodo 2010-2012 se han realizado desbroces de grandes extensiones de matorral con maquinaria pesada cerca de los cantaderos con el objetivo de aumentar las superficies con arándano y pasto, donde las hembras encontrarían más fácilmente el alimento que necesitan para sus pollos.

Sin embargo, se conocen poblaciones asentadas en zonas con poco arándano y pasto dentro de la Cordillera Cantábrica y se ha demostrado que las prácticas ganaderas tradicionales no favorecen al urogallo, al contrario de los planteamientos asumidos por el programa Life, que creen que un supuesto abandono de la actividad ganadera (contradicho por las estadísticas ganaderas oficiales; véase anexo 1) ha facilitado el desarrollo excesivo de matorrales y arbustos tanto en zonas abiertas como en sotobosque. Esto se contradice con la evidencia de que las poblaciones más estables de urogallo de la Cordillera Cantábrica se asientan en zonas con grandes bosques no manejados, sin apenas pastizales y con amplias extensiones de brezales y piornales. Las arandaneras en esos sectores, como bien saben los osos, son especialmente productivas en frutos en las zonas expuestas al Sol, en los canchales y en los bordes del bosque.

Si repasamos las medidas de conservación propuestas en la ficha dedicada al urogallo cantábrico del "Libro Rojo de las Aves de España", editado en el 2004 por el Ministerio de Medio Ambiente y la Sociedad Española de Ornitología, no vemos la necesidad de realizar desbroces por ninguna parte. Es más, en cuanto a la gestión del hábitat, se recomienda la "prohibición de las prácticas selvícolas en bosques con urogallo y en la orla de matorral supraforestal" y la "limitación de la construcción y el uso de pistas forestales". Es decir, se ha dedicado dinero en pretendidas medidas de conservación en favor del urogallo en actuaciones que le perjudican.

Además, estos desbroces favorecen el pastoreo del ganado, directo competidor del urogallo, y en el "Libro Rojo de las Aves de España" también se propone "acotar al pastoreo los bosques con presencia de urogallos, así como las zonas adyacentes a los mismos". Parece evidente que esto también favorece a los depredadores de los urogallos, en especial a los depredadores de sus nidos, como los jabalíes. En el "Libro Rojo" se dice que "el aumento de la población de jabalíes en la Cantábrica bien pudiera estar relacionado con un aumento de las tasas de depredación sobre los nidos de urogallo". Es muy probable que estos desbroces conviertan en zonas de campeo de zorro zonas que antes de los desbroces no lo eran en igual medida. Para más detalles sobre los desbroces, puede consultarse:

Documento técnico para la conservación y mejora del hábitat del urogallo (Tetrao urogallus cantabricus) en la cordillera Cantábrica. Enero 2012.
http://www.lifeurogallo.es/system/files/A1_habitat_LIFE_Urogallo_cantabrico.pdf

Fichas del documento técnico anterior.

Rolando Rodríguez Muñoz hace un buen repaso de las amenazas del Urogallo común en la Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles, 26-07-2011.

Factores de amenaza

Se dispone de poca información sobre las causas del declive reciente del urogallo en España, y menos aún sobre el modo en que se ha producido. El escaso éxito reproductor observado en los últimos años, apunta a la baja tasa de reclutamiento como mecanismo principal de pérdida de población (Obeso y Bañuelos, 2003). Esta baja tasa de reclutamiento ha sido relacionada con diversos factores: alteración del hábitat, caza, depresión por endogamia, depredación natural, competencia con ungulados, usos recreativos del hábitat y cambio climático (Obeso y Bañuelos, 2003; Suárez-Seoane y García-Rovés, 2004; Quevedo et al., 2006a; Rodriguez Muñoz et al., 2007), aunque la información científica disponible es muy escasa. La alteración del hábitat y la caza, son los únicos factores claramente documentados (Castroviejo et al., 1974; García et al., 2005; Quevedo et al., 2006a; Quevedo et al., 2006b). En el caso de la población cantábrica, ambos mantuvieron una intensidad muy elevada y sostenida durante la segunda mitad del siglo pasado, (Castroviejo et al., 1974; García et al., 2005), por lo que por sí solos probablemente podrían explicar el declive poblacional observado durante las últimas décadas. 

La pérdida y alteración del hábitat constituye sin duda el principal problema de base para la recuperación del urogallo en España, particularmente en la Cordillera Cantábrica (Obeso y Bañuelos, 2003; Quevedo et al., 2006a). El problema se acentúa debido a que los ecosistemas forestales tardan décadas o cientos de años en recuperarse. En Asturias, una de las regiones clave para el urogallo cantábrico, en la actualidad sólo el 23 % de su área de distribución histórica está ocupada por bosques. Por otra parte, sólo un 1,4 % de estos bosques tiene un área superior a 1 km2 (García et al., 2005). La deforestación tuvo su último episodio intensivo a mediados del Siglo XX. Basándose en las Estadística Forestal de España, Castroviejo et al. (1974) señalan una reducción del 59 % de la superficie ocupada por los hayedos en Asturias entre 1952 y 1962, y del 46 % para los robledales entre 1957 y 1962. Además de esta escasez de hábitat, la mayor parte del área de distribución está afectada por el desarrollo de grandes infraestructuras o aprovechamientos. Carreteras, ferrocarriles, parques eólicos, tendidos eléctricos, vallados, turismo, estaciones de esquí, talas, repoblaciones forestales con especies alóctonas y minas a cielo abierto, destruyen o fragmentan las zonas en las que hubo urogallo hasta los años ochenta y aquellas en las que aún está presente (Rodríguez-Muñoz et al., 2008; González et al., 2010; de la Calzada, 2011). De igual modo inciden los incendios, tanto cuando afectan a zonas forestales como de matorral. En los Pirineos, la gestión forestal y la construcción de infraestructuras turísticas han sido señalados como dos de los principales problemas para la conservación de la especie (Monzón, 1981, Canut et al., 2006). Al margen de la ocupación o destrucción del hábitat derivada de la construcción de cualquier infraestructura, muchas de ellas tienen consecuencias colaterales. Las colisiones con tendidos eléctricos, cables de telesillas y vallados cinegéticos, están bien documentadas y a menudo constituyen una importante causa de mortalidad (Novoa et al., 1990; Catt et al., 1994; Bevanger, 1995; Baines y Summers, 1997). 

La caza es otro factor cuya relevancia está bien documentada en la Cordillera Cantábrica. Aunque los archivos correspondientes a las estadísticas oficiales parecen haberse perdido (Guillermo Fernández, Banco de Datos del MIMAM, com. pers.), parte de esta información se encuentra recogida en algunos informes y publicaciones de los años setenta y ochenta (Castroviejo et al., 1974; Aedo et al., 1986). Los registros disponibles comienzan en la década de los cuarenta, y muestran un incremento en el número de machos cazados, cuyo punto álgido se produjo en la primera mitad de los sesenta. En este periodo, Castroviejo et al. (1974) señalan la caza legal de 226 machos en una superficie que abarca alrededor de la mitad del área de distribución de la especie, y sobre una población que ya en aquella época se consideraba gravemente amenazada. Estos valores no reflejan las pérdidas por caza furtiva, sobre la que los mismos autores señalan que llegó a superar el número de ejemplares cazados legalmente. En 1972 y 1973, algunas zonas registraron porcentajes de furtivismo que oscilaban entre un 20 y un 136 % respecto de los ejemplares cazados legalmente, respectivamente (Castroviejo et al., 1974). Como ejemplo de los niveles de explotación alcanzados, cabe destacar que en la Reserva Nacional de Redes, Castroviejo et al. (1974) estimaron la presencia de un máximo de 14 machos en 1972, en una zona donde en 1964 registraron la caza de 33 machos. 

Aunque ha llegado a considerarse como el principal factor de mortalidad en algunas áreas de la Cordillera Cantábrica (BOC, 2008), la información disponible sobre depredación de urogallo en España es circunstancial, no existiendo ningún estudio al respecto. Utilizando métodos indirectos, Obeso (2003a), comparó la abundancia de depredadores entre zonas con urogallos y zonas en las que se han extinguido recientemente, no encontrando diferencias entre ambas. No se dispone de información alguna sobre la evolución de la densidad de depredadores a lo largo del tiempo. 

En los últimos años, la densidad de ciervos (Cervus elaphus) se ha incrementado considerablemente en la Cordillera Cantábrica, en algunos casos coincidiendo con la desaparición del urogallo (Bañuelos y Obeso, 2003b; Pollo et al., 2003). Densidades elevadas de ciervos pueden condicionar la abundancia de arándano y alterar la composición y cobertura del sotobosque y de sus comunidades de invertebrados (Baines et al., 1994; Fernández y Obeso, 2004). Debido a que tanto el arándano como los invertebrados forestales parecen constituir piezas esenciales en la dieta del urogallo a lo largo de su ciclo de vida (Storch, 1993; Picozzi et al., 1999; Wegge et al., 2005; Blanco-Fontao et al., 2009), el aumento en la densidad de ciervos en gran parte de la Cordillera Cantábrica podría haber contribuido al declive o la desaparición de la especie (Bañuelos y Obeso, 2003b). Aunque hasta el momento no existe ninguna evidencia al respecto, se trata de un factor que debería ser estudiado en detalle (Blanco-Fontao y Quevedo, 2006). 

Varios estudios han demostrado los efectos negativos de la presencia humana sobre los urogallos, al producir alteraciones en su comportamiento e incrementar los niveles de estrés (Summers et al., 2007; Thiel et al., 2007; Jenni-Eiermann y Arlettaz, 2008; Thiel et al., 2008). Las batidas de caza, el senderismo y el esquí, son actividades cada vez más frecuentes tanto en la Cordillera Cantábrica como en los Pirineos. Aunque parece muy probable que las poblaciones españolas sufran problemas relacionados con estas actividades, similares a los observados en otras poblaciones, la información disponible es muy escasa y poco concluyente (Bañuelos y Obeso, 2003a; Suárez-Seoane y García-Rovés, 2004). 

Por último, el cambio climático ha sido señalado como otro de los factores que podrían haber influido en el declive de las poblaciones ibéricas de urogallo, aunque sin considerarlo determinante (Obeso, 2003c). Algunos autores han descrito una relación significativa entre la climatología primaveral y el éxito reproductor del urogallo (Slagsvold y Grasaas, 1979; Moss et al., 2001), cuyo efecto podrían verse acentuado en las próximas décadas de acuerdo con las previsiones de cambio climático. En todo caso, no existe evidencia alguna que apoye la influencia de este factor sobre el declive reciente de la población española de urogallo

Medidas de conservación

La caza de urogallos se vedó en España en 1979 (BOE, 1979). Desde entonces se han aprobado varios textos legales (ver apartado sobre estado de conservación) y planes de gestión destinados a fomentar su conservación (BOPA, 2003; BOCyL, 2009). Toda esta legislación se ha mostrado repetidamente ineficaz y la proliferación de obras y aprovechamientos de todo tipo dentro del área de distribución del urogallo continúa reduciendo el escaso hábitat disponible, en muchos casos de manera irreversible. 

Al margen de las medidas de tipo legal y pese al avanzado estado de deterioro de la población Cantábrica, las primeras actuaciones prácticas han comenzado a aplicarse muy recientemente, tras la aprobación de sendas estrategias nacionales de conservación de las poblaciones cantábrica y pirenaica. Ambas estrategias recogen un amplio abanico de líneas de actuación, de entre las cuales las más potenciadas hasta el momento en el área cantábrica, han sido la puesta en marcha de un programa de cría en cautividad (FB, 2005; Boev et al., 2007) y el manejo forestal dirigido a la eliminación de matorral, la apertura de claros en los bosques y la plantación de arándanos (SEO/BirdLife, 2005; Álvarez Cabrero, 2008; Martí et al., 2008; BOE, 2010). 

Los programas de cría en cautividad han sido expresamente desaconsejados por el grupo de especialistas en tetraónidas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), por su ineficacia y elevado coste (Storch, 2007). En las últimas décadas se han desarrollado numerosos programas similares en toda Europa, pero ninguno de ellos ha conseguido su objetivo final de establecer una población viable y autónoma (Quevedo et al., 2005; Rodríguez-Muñoz et al., 2008). 

Con respecto al manejo del hábitat, las actuaciones en marcha se basan en la asunción de que la expansión del arbolado y el matorral como consecuencia del abandono del campo y la disminución de la actividad ganadera, han repercutido de manera negativa sobre la estructura forestal necesaria para el urogallo (FB, 2009). Sin embargo, en la Cordillera Cantábrica la ganadería ha experimentado un incremento en los últimos 20 años, y se observa una correlación negativa entre ese incremento y la presencia de urogallo (Blanco-Fontao et al., 2011). Por otra parte, la evolución reciente del área de distribución del urogallo cantábrico refleja una importante diferencia entre el sector occidental, que conserva actualmente los mejores núcleos de población, y los sectores central y oriental, en los que su desaparición parece inminente (Bañuelos y Quevedo, 2008). Esta evolución contrasta con la hipótesis del efecto negativo del abandono del campo, ya que en la mayor parte de las zonas del sector occidental de la Cordillera en que viven los urogallos, los usos tradicionales han sido virtualmente inexistentes durante las últimas décadas, y bosque y matorral cubren la mayor parte del territorio. Por tanto, con la información disponible, parece improbable que el programa de cría en cautividad o el manejo del hábitat, tal y como se está realizando actualmente, puedan repercutir positivamente en la conservación del urogallo (Rodríguez y Fernández, 2009). Por otra parte, la eliminación del matorral y el sotobosque podría incrementar las tasas de depredación, fundamentalmente sobre los pollos (Wegge et al., 2005; Kvasnes y Storaas, 2007), por lo que sus consecuencias son potencialmente muy negativas.

Otra medida propuesta en el vigente proyecto LIFE es el control de las poblaciones de depredadores naturales (FB, 2009). La eliminación de depredadores ha demostrado ser una medida eficaz para incrementar el tamaño de poblaciones sometidas a aprovechamiento cinegético, de cara a aumentar las capturas anuales (Baines et al., 2004; Summers et al., 2004), aunque sus efectos sólo han sido demostrados a corto plazo (Kauhala y Helle, 2002). Debido a que la depredación constituye el factor de mortalidad natural más importante en el ciclo de vida del urogallo (Tornberg, 2001; Reif et al., 2004; Wegge y Kastdalen, 2007), esta técnica ha sido aplicada en proyectos de conservación cuyo objetivo es el restablecimiento de poblaciones naturales automantenidas (Baines et al., 2004). No obstante, existen diferencias fundamentales entre el manejo enfocado a explotación y el dirigido a la conservación de poblaciones y ecosistemas naturales, por lo que la utilización de este tipo de medidas como herramientas de conservación es muy controvertida. Cabe destacar además que sus efectos desestabilizadores han sido escasamente valorados (Packer et al., 2003). 

Es necesario y urgente identificar los procesos que subyacen a la desaparición de los núcleos aún existentes, único modo de diseñar y poner en práctica protocolos de manejo que permitan revertir la situación. Todo ello pasa por el desarrollo de programas de investigación intensivos, particularmente en la Cordillera Cantábrica, donde la población se encuentra en una situación crítica. Para que estas medidas puedan tener éxito es necesario además el cumplimiento riguroso de la legislación vigente, y la paralización de las paradójicas actuaciones de las distintas administraciones implicadas, que continúan promoviendo o autorizando el desarrollo de obras y aprovechamientos contrarios tanto a los objetivos de las estrategias de conservación, como a sus líneas de actuación ya en marcha (BOCyL, 1999a, 1999b, 2003b, 2003a, 2006). Aunque aún existen importantes lagunas en el conocimiento del proceso de declive poblacional del urogallo cantábrico, el efecto de la escasez y fragmentación del hábitat está claramente documentado (Obeso y Bañuelos, 2003; García et al., 2005; Quevedo et al., 2006a; Quevedo y Bañuelos, 2007), por lo que parece razonable que las actuaciones prácticas se concentren en la recuperación de la cubierta forestal dentro del área de distribución histórica. La mejor referencia para definir el hábitat modelo hacia el que enfocar esa recuperación, está en los bosques del occidente de la Cordillera, donde se mantienen los últimos núcleos de población. En esos bosques los denominados usos tradicionales y la ganadería son actividades mayoritariamente inexistentes desde hace décadas, por lo que la actual estrategia encaminada a potenciarlas podría en realidad acelerar la extinción de la población. En su lugar, una gestión dirigida a potenciar la recuperación natural del bosque y que evite la intervención intensiva tal como la construcción de pistas, las rozas y aclareos o la explotación forestal, sería mucho más acorde con lo que sugieren los conocimientos disponibles. 

Resumiendo esta información en una tabla, queda en evidencia la grave discrepancia entre las amenazas del Urogallo cantábrico según los expertos y las medidas de conservación ejecutadas por el Life:



Anexo 1

Artículo "Abandonment of traditional uses in mountain areas: typological thinking versus had data in the Cantabrian Mountains (NW Spain)", lo que se podría traducir como: "El abandono de los usos tradicionales en zonas de montañas: el pensamiento tipológico frente a los datos en el Cordillera Cantábrica (NO de España)", publicado en el año 2011 por los investigadores de la Universidad de Oviedo Beatriz Blanco-Fontao, Mario Quevedo y José Ramón Obeso en la revista Biodivers Conserv. Lo puedes leer completo en: 

El Abstract traducido quedaría algo así como:

"Las políticas de conservación de la Red europea Natura 2000 reflejan una preocupación primordial sobre supuestos efectos negativos del abandono de los usos tradicionales. En particular, el abandono del pastoreo del ganado se supone que es responsable de la disminución de diversidad a través de la homogeneización del hábitat. Sin embargo, esos efectos negativos del abandono de la tierra en la biodiversidad no han sido directamente apoyados por los datos. Se analizó la evolución de la densidad del ganado en la Cordillera Cantábrica (NO de España) en los últimos 20 años, y su relación con la disminución de la ocupación de los cantaderos de urogallo. En lugar de la supuesta disminución generalizada en el número de cabezas de ganado, que ya ha sido incorporada a la gestión, encontramos un aumento real en el número de cabezas. Esos números de ganado se relacionaron negativamente con la presencia de una población distintiva en peligro de urogallo, un ave considerada una especie paraguas en los ecosistemas forestales de montaña. Así, nuestros datos no apoyan el presunto papel de la ganadería extensiva en la conservación de la biodiversidad. Consideramos que el pensamiento tipológico en la relación de los cambios socio-económicos y la conservación de la biodiversidad se debe reemplazar por datos y la consideración de la naturalidad de los ecosistemas".

En el siguiente vídeo se recoge la conferencia que impartió el coordinador del Life del Urogallo cantábrico Luis Robles el pasado 8 de abril de 2013 en la Universidad de León. Son 88 minutos y 36 segundos. Destaco la siguiente frase: "...si se come la última gallina que tenemos ahora mismo en Valdeón, que no nos quedan más en todos los Picos de Europa..." (minuto 59). https://videos.unileon.es/video/522

Postdata

En el "Atlas de las aves nidificantes de Asturies (1990/2010)" (en prensa) se puede leer en el apartado "Tendencias poblaciones": "Entre las especies características de nuestra avifauna, el urogallo es la que más rápidamente se encamina a la extinción, y se encuentra inmersa en una marcada regresión areal y poblacional. De los 291 machos que se censaron en 1982 (del Campo & García-Gaona, 1983), se pasó a 101 en 2000 y 2001 (González Quirós et alii, 2000, 2001). En la última década el ritmo de disminuación de la población podría haberse incrementado, especialmente en la mitad oriental, donde sólo se han censado siete machos en 2010 y la extinción parece inminente. Aunque el concejo de Degaña y alguna zona del de Cangas mantienen buena parte de su población, en el resto se han producido verdaderas debacles. En la parte leonesa de la Cordillera la situación es similar (Canut et alii, 2003). En cuanto a los extremos de sus área de distribución, en Cantabria sólo quedaba un macho en 2005 (probablemente ya se ha extinguido en la actualidad), y la especie ya está extinta desde hace años en Palencia (Jubete Tazo, 1997) y en Lugo (Canut et al.., 2003)." En el apartado "Conservación" puede leerse: "La regresión de la especie no tiene una causa clara, y son diversos los factores que, por separado o combinados, parecen haber provocado la situación actual (aislamiento, alteración y destrucción del hábitat, caza, depredación, competencia, cambio climático, etc.) (Obeso, 2003b). Todo esto ha venido acompañado de una deficiente gestión admnistrativa de la especie. La caza, tanto legal como furtiva, fue claramente un factor importante. Se estima que en la Cordillera Cantábrica se cazaron del orden de 6.000 aves, más de la mitad de ellas en Asturies, en la segunda mitad del siglo XX (Vigil Morán, en preparación). Un asunto grave en la actualidad es la conseción de cotos de caza en los que se incluyen montes con urogallos, donde anualmente se producen muertes -especialmente de hembras y jóvenes- por parte de cazadores de perdices o becadas. Este hecho se podría minimizar con un cumplimiento estricto de la legislación cinegética. La depredación sobre aves y huevos se produce mayoritariamente por parte del jabalí, el zorro, la marta, el águila real y el azor. En Alemania, Finlandia y Suecia se ha constatado una correlación negativa entre densidad de zorros o jabalíes, y densidad de urogallos (Klaus y Bergmann, 1994; Lindström et alii, 1997). En Asturies se identificó el tipo de depredador en 20 ocasiones durante el periodo del Atlas: 70% por ave rapaz y 30% por mamífero carnívoro (A. Vigil, en preparación). En cuanto a la competencia con otras especies, el impacto del ciervo sobre la vegetación es un problema muy grave. Por debajo de los dos metros los venados llegan a devastar todas las plantas (principalmente arandaneras) de las que se alimenta el urogallo, especialmente durante las nevadas y las sequías (Álvarez Usategui et alii, 1997), y lo dejan sin refugio frente a los depredadores o los temporales de nieve; además, este efecto incrementa la depredación sobre huevos y pollos, al dejar el suelo sin vegetación y reduce enormemente el alimento para los pollos (Obseo & Bañuelos, 2003). Los ciervos también causan molestias directas debido a su trasiego por los cantaderos. Vigil Morán & Álvarez Usategui (2004) hallaron una relación inversa entre altas densidades de ciervos y ocupación de cantaderos, y el núcleo occidental -sin presencia de ciervos- fue la única zona donde se mantuvo la población de urogallo entre 1982 y 2000. Se ha estimado que una densidad de más de 3 ciervos/100 ha conlleva efectos perjudiciales (Menoni, 1994), y en muchas zonas urogalleras de Asturies se alcanzan hoy en día densidades por encima de esa cifra -incluso superirores a los 10 venados/100 ha en los concejos de Casu, Sobrescobio, Piloña y Ponga- (Anónimo, 2004) incompatibles con la conservación del hábitat. La excesiva carga ganadera, principalmente de ganado vacuno -que en años secos llega a arrasar los estratos bajos de vegetación de los cantaderos- también tiene un importante impacto negativo. Tanto los incendios forestales como la minería a cielo abierto han destruido varios cantaderos y afectan a otros. También resulta grave la construcción de pistas en el entorno de los cantanderos. Es algo que ocurre en muchos concejos, y por ejemplo se da en el 40% de los cantanderos de Ayer, donde los cantaderos con más machos corresponden a las zonas de peor acceso (Álvarez Usategui et alii, 1997). La construcción de carreteras asfaltadas y de estaciones de esquí, aunque está limitada a menos localidades, tiene un efecto aún más grave. La destrucción del hábitat también va unida a la mala gestión administrativa, y pueden ponerse como ejemplos las cortas de miles de árboles entre 1994 y 1998 en montes públicos con cantaderos de Ponga o Teberga o los desbroces para pastos de cientos de hectáreas realizados entre 1997 y 1999 en los lindes de bosques con urogallos de Ayer y Cangas. El cambio climático también ha sido señalado aquí y en Centroeuropa como un posible causante de la disminución de la especie (Storch, 2000), principalmente debido a primaveras más lluviosas y a veranos más secos y cálidos. Todo esto conlleva una productividad muy baja, con un tasa de reclutamiento que no logra compensar la mortalidad de los adultos. Los datos recogidos por la Administración, si bien basados en pocas hembras, arrojan una media de 0,37±0,30 jóvenes por hembra y año para el período 1998-2000, lo que muestra la baja tasa de renovación que presenta la especie actualmente (Obseo, 2003a). Por otro lado, un estudio parasitario descartó el efecto negativo de los parásitos intestinales en la supervivencia y éxito reproductor de la especie (Obeso, 1999). Podemos señalar que en Muniel.los y su entorno (Cangas, Degaña e Ibias), un área relativamente bien conservada, con bosques extyensos no fragmentados, la población de urogallos sufre un declive menor, a pesar de la abundancia de depredadores. Por lo que respecta a la Administración, la gestión ha sido claramente inadecuada. No se realizó ningún censo completo entre 1982 y 1997, pese a que algunos censos parciales ya alertaban de una disminución cercana al 50% (Naves et alii, 1990; Álvarez Usategui et alii, 1997). En 1990 la especie se incluyó en el CREA en la categoría "sensible a la alteración del hábitat", pero el obligado plan de recuperación del hábitat no fue aprobado hasta 2003. La declaración de la especie como "en peligro de extinción", no tuvo lugar hasta 2005, tras la declaración a nivel estatal por parte del Ministerio de Medio Ambiente. En cuanto a las medidas de conservación, no se ha aplicado prácticamente ninguna. El plan de recuperación del hábitat para la especie no ha conseguido detener el declive. Se ha aumentado la presión cinegética sobre el ciervo desde el año 2003 en las Reservas Regionales de Caza, incluidas aquellas en las que se está expandiendo la especie en el suroccidente. Por otro lado, en 2009 se inauguró un centro de cría en cautividad de urogallos en Sobrescobio, presumiblemente sin perspectivas de viabilidad para los futuros ejemplares reintroducidos, a juzgar por los resultados de otras experiencias europeas (Rodríguez Muñoz et alii, 2008). Así mismo, en algunas zonas se han comenzado a realizar actuaciones de manejos de hábitat (desbroces, aclareos, etc.). Autores: Adrián Vigil Morán & equipo editorial". Hacia el final del libro puede leerse: "Algunas especies amenazadas, como el urogallo, siguen siendo víctimas de la caza furtiva. Recientemente se ha estimado en unas 6.000 las aves cazadas legal e ilegalmente en la Cordillera Cantábrica entre 1945 y 1995 (A. Vigil, com. pers.). "

3 de agosto de 2013

Lagópodo alpino

Este es el Lagópodo alpino (Lagopus muta), también conocido como Perdiz nival. En el número 4 de la revista Quercus, del 15 de mayo de 1982, Miguel Ángel García Dory, por entonces Coordinador del Grupo de Tetraónidas de la CODA-ICBP, dejó escrito que "A finales del pasado siglo XIX se la conocía en el Cantábrico, de donde se poseen abundantes citas de su presencia en los Picos de Europa, en particular en los correspondientes a Asturias. En la actualidad, y posiblemente desde hace unos 60 años ya despareció de estas montañas". 
Según Miguel Ángel García Dory, se habría extinguido en los Picos de Europa hacia el año 1920. Sin embargo, no se habla de su presencia pasada en los Picos de Europa ni en ningún otro punto de la Cordillera Cantábrica en el "Atlas de las aves reproductoras de España", editado en el año 2003, ni en el "Libro Rojo de las aves de España", editado en el año 2004. Tres de sus cuatro autores sí recogieron lo que dejó escrito Miguel Ángel García Dory en el "Atlas de las aves de España", editado en el año 1997. Tampoco el ornitólogo asturiano Alfredo Noval dejó escrito nada sobre su presencia pasada en la Cordillera Cantábrica en su obra "El libro de la Fauna Ibérica: Aves", editado en el año 1975.
En resumen, lo único que queda del Lagópodo nival en Picos de Europa y el resto de la Cordillera Cantábrica son esas dos frases del fallecido Miguel Ángel García Dory. De las "abundantes citas" no hay ni una sola publicada y seguramente acabará por dudarse de su presencia pasada en los Picos de Europa. Por ello, pedimos a cualquier persona que pueda aportar algún testimonio nos escriba a la siguiente dirección para que nos lo cuente: perezdeana@gmail.com.
Tomé estas fotografía y estos vídeos de un Lagópodo alpino (Lagopus muta) en Cairngorm Mountains, Escocia, el 19 de julio de 2013.
Descansando, muy confiada.
Apeonando, sin llegar a volar.

Postdata

Clemente Álvarez Usategui me informa de que en el libro "Aves raras y escasas en Asturies", editado en el año 2000 por la Coordinadora Ornitolóxica d´Asturies, sobre esta especie se dice:

"Perdiz Nival (Lagopus mutus)
Residente extinguido.
Aunque no hemos conseguido ningún registro concreto de esta especie, García Dory (1982) indica que hay abundantes citas de su presencia a finales del siglo XIX en la parte asturiana de los Picos d’Europa, de donde debió de desaparecer hacia 1920, y añade además que su regresión ha sido general en el continente europeo desde el siglo XIX, debido a los cambios climáticos y a la caza abusiva. En los años 20, Vilar Ferrán (1921: 119) constata la presencia en el concejo de Cabrales de un ave que él denomina «Perdiz blanca [...] (gris en verano)» y que sin duda se corresponde con esta especie. Según Nores & Vázquez (1987: 58) aún hay referencias de la presencia de esta tetraónida en Asturies en la década de 1930."

En la página 119 del libro de Joaquín Vilar Ferrán "Topografía médica del concejo de Cabrales", publicado en el año 1921 se lee:
El libro de Carlos Nores y Víctor M. Vázquez es "La conservación de los vertebrados terrestres asturianos", editado el año 1987 por el Centro de Publicaciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo.

En el "Atlas de las aves nidificantes de Asturies (1990/2010)" (en prensa) se puede leer: "Se dispone de muy poca información sobre esta especie, aunque hay abundantes citas de su presencia a finales del siglo XIX en la parte asturiana de los Picos de Europa, y en la década de 1920 todavía hay constancia de su presencia en el concejo de Cabrales. Además, hay referencias de su presencia en Asturies en la década de 1930 (Álvarez-Balbuena García et alii, 2000). Parece que la extinción de esta tetraónida fue debida a una combinación de cambios climáticos y caza abusiva".

8 de marzo de 2013

Urogallo cantábrico, proyecto de plan de recuperación en Cantabria

El Gobierno de Cantabria ha sacado a información pública el Proyecto de decreto por el que se aprueba el Plan de Recuperación del Urogallo Cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus), donde se dice que la población cántabra ha pasado de 13-21 machos en 5 áreas de canto en el año 1982 a un mínimo de 4 ejemplares (¿machos y hembras?) en 2 sectores en el año 2012 y que su población ha quedado prácticamente recluida al entorno del Parque Nacional de los Picos de Europa. También se dice que las causas de su disminución son el cambio climático y la modificación del hábitat por ungulados silvestres, la recuperación de los bosques por el abandono del medio rural, el efecto de los depredadores oportunistas y las molestias durante el celo. Este diagnóstico contradice a los expertos que en el "Libro Rojo de las Aves de España" recomendaron la "prohibición de las prácticas selvícolas en bosques con urogallo y en la orla de matorral supraforestal" o "acotar al pastoreo los bosques con presencia de urogallos, así como las zonas adyacentes a los mismos". En el artículo "Abandonment of traditional uses in mountain areas: typological thinking versus hard data in the Cantabrian Mountains (NW Spain)", publicado en el año 2011 en la revista científica Biodiversity and Conservation por los expertos Beatriz Blanco-Fontao, Mario Quevedo y José Ramón Obeso, se dice que, aunque se asume que el abandono de la ganadería es responsable de la disminución de biodiversidad a través de la homogeneización del hábitat, el análisis de la evolución de la densidad de ganado en la Cordillera Cantábrica en los últimos 20 años, y su relación con la disminución de la ocupación de los cantaderos de urogallo, permitió constatar que se ha producido un aumento de cabezas de ganado, en vez de la disminución ampliamente asumida. Y lo que es más importante, se demostró que el aumento del número de cabezas de ganado está relacionado con la disminución de las poblaciones de urogallos. En resumen, llama la atención que el proyecto de Plan de Recuperación no considere que el uso ganadero sea un problema y sí en cambio la recuperación forestal o el cambio climático. Una vez más, los gestores se olvidan de los resultados científicos de los especialistas del Urogallo cantábrico y nos presentan un plan de recuperación sin base científica alguna.

Postdata
Hoy, el 19 de abril de 2013, he visto este vídeo, que recoge la conferencia que impartió el coordinador del Life del Urogallo cantábrico Luis Robles el pasado 8 de abril de en la Universidad de León. Son 88 minutos y 36 segundos. Destaco la siguiente frase: "...si se come la última gallina que tenemos ahora mismo en Valdeón, que no nos quedan más en todos los Picos de Europa..." (minuto 59).

15 de septiembre de 2012

Buitre leonado, animal sagrado de los celtas

Los celtas, además de la incineración, como rito funerario practicaron la exposición de cadáveres en el caso de los guerreros muertos en el campo de batalla. Los celtas y los celtíberos seguían el rito de la exposición de cadáveres, lo que despertó gran interés por parte de griegos y romanos en los tres primeros siglos de nuestra Era. Silio Itálico escribió en su obra Púnicas, 3:340-343, referido a los mercenarios celtíberos del ejército de Aníbal: "Los celtíberos consideran un honor morir en el combate, y un crimen quemar el cadáver del guerrero así muerto; pues creen que su alma remonta a los dioses del cielo, al devorar el cuerpo yacente el buitre". Claudio Eliano en De Natura Animalium, X:22, refiriéndose a un pueblo celta vecino de los cántabros, escribió: "Los vacceos, pueblo de Occidente, a los que han perdido la vida en el combate, los consideran nobles, valientes y dotados de valor y, en consecuencia, los entregan a los buitres porque creen que estos son animales sagrados". Es interesante al respecto el artículo "Claudio Eliano y el funeral descarnatorio en Celtiberia", publicado en el volumen 2 de Palaeohispanica.
La estela de Zurita se conoce desde al menos el siglo XVII, mientras que la mayoría de las estelas cántabras se descubrieron durante el siglo XX. La de Zurita estuvo sobre la colina del mismo nombre, junto a la fortaleza de la Rueda, en el Valle de Piélagos. Se conocía en el siglo XVII como "Rueda dezevallos" y a comienzos del siglo XIX seguía llamándose "Rueda de Ceballos". En esta fotografía se ve una recreación del reverso de la estela de Zurita.
Las estelas cántabras debieron tener dos funciones: funeraria del difunto y de culto a las divinidades astrales del Sol y la Luna. En el anverso aparecen cuatro lunas crecientes, como en el anverso de la estela de Barros, cuya imagen aparece en el escudo de Cantabria. En la parte inferior del reverso se representa un guerrero cántabro caído junto a su escudo, mientras un buitre lo picotea. La original se encuentra bastante deteriorada. Los cántabros, al igual que otras tribus celtas, siguieron el funeral descarnatorio mediante la exposición de los cadáveres de los guerreros muertos en el campo de batalla en la lucha contra los romanos. En esta fotografía, el reverso de la estela de Zurita, bastante deteriorada, fotografiada el 5 de julio de 2013 en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

22 de mayo de 2012

Acentor alpino, su extraordinaria ecología reproductiva

El Acentor alpino (Prunella collaris) es un paseriforme de media y alta montaña, común en los Picos de Europa. Como las chovas piquigualdas, los acentores alpinos acostumbran a acercarse a los montañeros y excursionistas en busca de alimento, por lo que es un pájaro bastante conocido. Sin embargo, su ecología reproductora es tan desconocida para la gente en general como única y sorprendente entre las aves. El Grupo ibérico de Anillamiento, de León, anilló con anillas de colores 153 ejemplares en el Macizo Central de los Picos de Europa y ha realizado un seguimiento de los mismos desde el año 2003, acumulando 1454 observaciones hasta el año 2010. Sus resultados principales pueden leerse en el póster "Ecología reproductora del acentor alpino Prunella collaris en Picos de Europa".
Durante la época de cría forman grupos compuestos por 2-5 machos y 2-3 hembras en los que hay jerarquía. En los Picos de Europa se han visto machos marcados copulando con distintas hembras y a la inversa, confirmando también aquí su comportamiento reproductor poliginándrico. Son muy fieles a sus área de cría, ya que en un 98% de los adultos controlados (n=133) regresaron a la misma zona en la temporada siguiente. En general, es cada hembra reproductora la que selecciona el lugar donde construirá su nido, aunque en los Picos de Europa se comprobó que un macho colaboró en su construcción. Ubica el nido preferentemente bajo piedras o en pequeños agujeros o grietas de paredes rocosas con cierta cobertura vegetal, a una altura de unos 10 cm sobre el suelo y con una pendiente media de un 90%. Lo tapiza con hierbas y ramas finas. 
En función de su jerarquía, cada hembra recibe más o menos ayuda de los machos del grupo en las cebas de sus pollos. Las hembras de jerarquía inferior deben encargarse en solitario de las cebas, mientras que las de jerarquía superior reciben la ayuda de hasta cuatro machos. Sin embargo, el grado de participación de los machos en el aporte de comida a los pollos fue muy variable en los Picos de Europa, donde se siguieron 11 nidos de manera continua hasta sumar un mínimo de 30 cebas de autoría identificada. 2 de las 11 hembras tuvieron la ayuda de 4 machos, una de ellas tuvo la ayuda de 3 machos, otra tuvo la ayuda de 2 machos, 5 tuvieron la ayuda de un macho y 2 de ellas cebaron en solitario hasta sumar 66 cebas consecutivas (n=66). En uno de los nidos en los que colaboró en las cebas un único macho, este lo hizo en mayor grado que la hembra (un 51% frente a un 49%; n=87). En cambio, una de las 2 hembras que tuvo la colaboración de 4 machos, se encargó del 75% de las cebas (n=155) y la otra fue responsable del 53% y solo 2 de los 4 machos que colaboraron lo hicieron de manera significativa, ya que los otros 2 solo lo hicieron en una única ocasión (n=55).
El número más habitual de machos que intervienen en la ceba de los pollos es de uno (en 9 de los 18 con seguimiento continuo superior a las 3 horas). El otro 50% de los nidos tuvieron la colaboración de 0 machos (2 nidos), 2 machos (3 nidos), 3 machos (2 nidos) y 4 machos (2 nidos). Los pollos abandonaron el nido a los 8-12 días después de su nacimiento, que en los Picos de Europa se produce en dos periodos según el seguimiento de 36 puestas: un 27,5% entre el 11 y el 29 de junio y el 72,5% restante entre el 10 de julio y la primera semana de agosto. Con una muestra de 19 nidos inspeccionados, el número medio de pollos por nido fue de 2,74%, con una productividad media de 2 pollos volados en los 17 nidos controlados.