4 de septiembre de 2013

Oso pardo, su alimentación en la Cordillera Cantábrica

En la tesis doctoral "Comportamiento y conservación de grandes carnívoros en ambientes humanizados. Osos y lobos en la Cordillera Cantábrica", de Junio de 2013, Alberto Fernández Gil describió los hábitos tróficos del Oso pardo (Ursus arctos) en la Cordillera Cantábrica y analizó sus cambios a lo largo del tiempo a partir del análisis de 1.500 heces entre los años 1974 y 2004. Encontró diferencias entre zonas y cambios en el tiempo en el consumo de ciertos alimentos. Con una muestra de 191 excrementos analizados procedentes de la zona occidental de la Cordillera Cantábrica entre los meses de julio y noviembre, el 10,18% del volumen fueron frutos de 4 especies del género Prunus, principalmente de cerezo (P. avium), y el 23,21% bayas de 2 especies de arándanos (Vaccinium myrtillus y V. uliginosum). En la zona central de la Cordillera, con una muestra de 531 excrementos, en cambio, los frutos de Prunus fueron el 6,23% y las bayas de arándanos el 9,73%. Los frutos del escuernacabras (Rhamnus alpina) fueron el 12,83% en la zona central, mientras que en la occidental fueron menos del 3%. En la fotografía y en el vídeo un macho de Oso pardo oliendo, tal vez el rastro de algún otro oso y, finalmente, comiendo arándanos en un canchal cercano al Puerto de Leitariegos en su parte asturiana, dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias el 16 de agosto de 2013.
Sin embargo, las bayas y frutos son consumidos según se van madurando. Primero lo hacen los cerezos hacia julio, después los arándanos hacia agosto y, a continuación, los avellanos (Corylus avellana) hacia septiembre. Las avellanas fueron el 6,88% en la zona occidental y el 7,18% en la central. Finalmente, consumen los frutos de los Quercus y del haya (Fagus sylvatica). Las bellotas fueron el 25,00% en la zona occidental y el 11,11% en la central, mientras que los hayucos solo estuvieron presentes en la zona central, con el 3,49%. Por ello, es frecuente encontrar excrementos donde todos los restos son aparentemente del mismo fruto o baya.
Aunque el principal daño que produce el Oso pardo en las economías rurales son los destrozos que provoca en los colmenares, no es despreciable el daño que producen en los cerezos por la rotura de sus ramas. Estos cerezos producen unas cerezas muy pequeñas que no se comercializan, aunque se recolectan y consumen localmente. Hemos oído decir a habitantes de los pueblos donde se producen dichos daños que estos cerezos son silvestres, pero tenemos dudas sobre ello, ya que se encuentran cerca de los pueblos, a menudo en las lindes de los prados y en los bordes de caminos.
En esta fotografía, del 16 de agosto de 2013, se observa un excremento de Oso pardo al pie de un cerezo y al fondo un pueblo del concejo asturiano de Cangas de Narcea (Asturias).
Estas son cerezas del cerezo a cuyo pie encontramos el excremento de la fotografía anterior.
En esta fotografía, del 14 de agosto de 2013, se observa el excremento de la fotografía superior. Coloqué un pequeño teléfono móvil para que se apreciase su tamaño.
Dos días más tarde, el 16 de agosto de 2013, el excremento sigue estando bastante fresco.
Arándano (Vaccinium myrtillus) con frutos maduros. En su búsqueda los osos pardos salen del bosque hacia el mes de agosto y se pasean por los canchales y pedrizas.
El 16 de agosto de 2013, a un kilómetro de distancia y en el mismo camino, encontramos este segundo excremento de Oso pardo, del color negro azulado que le han dado las bayas de los arándanos, cuyos restos parecen constituir su totalidad.
El mismo excremento junto a un pequeño teléfono móvil, para estimar su tamaño.

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